Por: Karen García
Los niveles de obesidad aumentaron en un 40 por ciento los últimos años.
El mayor riesgo para la salud que enfrentan los niños hoy en
día no es una enfermedad que a largo plazo se detecte como el cáncer, es la
obesidad.
La obesidad se define como una acumulación anormal de grasa y de acuerdo con la Organización de la Salud, el sobrepeso se define como un Índice de Masa Corporal (IMC) igual o superior a 25, y la obesidad como un IMC igual o superior a 30.
Los niveles de obesidad en México aumentaron un 40 por ciento entre 1999 y 2006. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud, en 1999, uno de cada cinco escolares estaba afectado y en 2006 fueron uno de cada cuatro.
La creciente preocupación por la obesidad como un problema de salud pública para niños y adultos ha llevado a un esfuerzo para combatir esta enfermedad. A partir de enero de 2011 entro en vigor en las escuelas de educación básica la Ley Antichatarra, que busca reducir el consumo de alimentos con alto contenido calórico, la razón: combatir los índices de obesidad infantil. Este movimiento se caracterizó por su esfuerzo para mejorar el contenido de salud de los alimentos escolares, sin embargo ha carecido de pruebas que apoyen la idea principal de que los cambios de la Ley Antichatarra resultará en la pérdida de peso de los niños.
México ocupa el cuarto lugar en obesidad infantil, superado por Estados Unidos, Italia y Grecia, por si fuera poco el estado de México ocupa el primer lugar nacional de obesidad en adultos y el segundo lugar en niños menores de 12 años.
A diferencia de los adultos que pueden tomar sus decisiones acerca de su salud, los niños solo comen lo que sus papas les mandan de almuerzo, ellos no saben que la comida con un montón de grasa, a largo plazo pueden afectar en su vida llevándolos a ser obesos. Es muy importante que desde chicos se les aleje de los malos hábitos de comer calorías en exceso.
Es esencial que los niños aprendan a tener una nutrición adecuada en su hogar, los padres son los que deben infundir hábitos saludables, ya que aunque las escuelas cumplan con su misión de mejorar la calidad de sus alimentos y vendan lo mas saludable, estas sólo serán opciones que si los niños se niegan a comer por sus malos hábitos, no se lograra reducir la obesidad.
Aquí no se puede culpar ni al gobierno por su falta de campañas, ni a las empresas que producen chatarra, los únicos culpables son los padres, por no saber alimentar sanamente a sus hijos, si desde niños se les enseña a comer cosas fritas en lugar de vegetales, será muy difícil tratar de cambiar su forma de comer, así mismo los padres son un modelo para sus hijos y será más probable que si el padre es obeso pues el hijo también lo será.
Un estudio llevado a cabo por el Centro para la Investigación de la Obesidad Infantil, en la Universidad Estatal de Pensilvania, en Filadelfia, tiene demostrado que los niños que fueron alimentados con vegetales durante sus años de infancia tienen más probabilidades de mantener esos hábitos y comer verduras en sus años de adolescencia.
Los niños están constantemente observando las acciones de sus padres, ellos son los que tiene mas influencia en la salud de sus hijos puesto que tienen el mayor impacto monumental en la vida de sus hijos se debería de hacer lo mejor posible para alentar a que sus hijos coman más verduras y hagan ejercicio simplemente haciéndolo ellos mismos.
Los niños se ven atraídos por la obesidad inconscientemente y para cuando tengan edad suficiente para tener mayor control con sus hábitos alimenticios, será demasiado tarde ya que sus malos hábitos son arraigados y el exceso de peso se ha convertido en una realidad.
Además de las medidas tomadas desde el hogar se necesita un trabajo de campañas sociales del gobierno que llegue a varios grupos tales como las escuelas, las familias, los pueblos y comunidades, ya que un esfuerzo por escuelas por si sola no va a proporcionar el entorno necesario para reducir los niveles de obesidad infantil.
La obesidad se define como una acumulación anormal de grasa y de acuerdo con la Organización de la Salud, el sobrepeso se define como un Índice de Masa Corporal (IMC) igual o superior a 25, y la obesidad como un IMC igual o superior a 30.
Los niveles de obesidad en México aumentaron un 40 por ciento entre 1999 y 2006. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud, en 1999, uno de cada cinco escolares estaba afectado y en 2006 fueron uno de cada cuatro.
La creciente preocupación por la obesidad como un problema de salud pública para niños y adultos ha llevado a un esfuerzo para combatir esta enfermedad. A partir de enero de 2011 entro en vigor en las escuelas de educación básica la Ley Antichatarra, que busca reducir el consumo de alimentos con alto contenido calórico, la razón: combatir los índices de obesidad infantil. Este movimiento se caracterizó por su esfuerzo para mejorar el contenido de salud de los alimentos escolares, sin embargo ha carecido de pruebas que apoyen la idea principal de que los cambios de la Ley Antichatarra resultará en la pérdida de peso de los niños.
México ocupa el cuarto lugar en obesidad infantil, superado por Estados Unidos, Italia y Grecia, por si fuera poco el estado de México ocupa el primer lugar nacional de obesidad en adultos y el segundo lugar en niños menores de 12 años.
A diferencia de los adultos que pueden tomar sus decisiones acerca de su salud, los niños solo comen lo que sus papas les mandan de almuerzo, ellos no saben que la comida con un montón de grasa, a largo plazo pueden afectar en su vida llevándolos a ser obesos. Es muy importante que desde chicos se les aleje de los malos hábitos de comer calorías en exceso.
Es esencial que los niños aprendan a tener una nutrición adecuada en su hogar, los padres son los que deben infundir hábitos saludables, ya que aunque las escuelas cumplan con su misión de mejorar la calidad de sus alimentos y vendan lo mas saludable, estas sólo serán opciones que si los niños se niegan a comer por sus malos hábitos, no se lograra reducir la obesidad.
Aquí no se puede culpar ni al gobierno por su falta de campañas, ni a las empresas que producen chatarra, los únicos culpables son los padres, por no saber alimentar sanamente a sus hijos, si desde niños se les enseña a comer cosas fritas en lugar de vegetales, será muy difícil tratar de cambiar su forma de comer, así mismo los padres son un modelo para sus hijos y será más probable que si el padre es obeso pues el hijo también lo será.
Un estudio llevado a cabo por el Centro para la Investigación de la Obesidad Infantil, en la Universidad Estatal de Pensilvania, en Filadelfia, tiene demostrado que los niños que fueron alimentados con vegetales durante sus años de infancia tienen más probabilidades de mantener esos hábitos y comer verduras en sus años de adolescencia.
Los niños están constantemente observando las acciones de sus padres, ellos son los que tiene mas influencia en la salud de sus hijos puesto que tienen el mayor impacto monumental en la vida de sus hijos se debería de hacer lo mejor posible para alentar a que sus hijos coman más verduras y hagan ejercicio simplemente haciéndolo ellos mismos.
Los niños se ven atraídos por la obesidad inconscientemente y para cuando tengan edad suficiente para tener mayor control con sus hábitos alimenticios, será demasiado tarde ya que sus malos hábitos son arraigados y el exceso de peso se ha convertido en una realidad.
Además de las medidas tomadas desde el hogar se necesita un trabajo de campañas sociales del gobierno que llegue a varios grupos tales como las escuelas, las familias, los pueblos y comunidades, ya que un esfuerzo por escuelas por si sola no va a proporcionar el entorno necesario para reducir los niveles de obesidad infantil.
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